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La Moda pasa de moda; El Estilo, nunca.

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lunes, 20 de octubre de 2014

GUSTAV KLIMT - MODERNISMO



 Gustav Klimt (Baumgarten, 14 de julio de 1862 – Alsergrund, 6 de febrero de1918) fue un pintor simbolista austríaco, y uno de los más conspicuos representantes del movimiento modernista de la secesión vienesa. Klimt pintó lienzos y murales con un estilo personal muy ornamentado, que también manifestó a través de objetos de artesanía, como los que se encuentran reunidos en la Galería de la Secesión vienesa. Intelectualmente afín a cierto ideario romántico, Klimt encontró en el desnudo femenino una de sus más recurrentes fuentes de inspiración. Sus obras están dotadas de una intensa energía sensual, reflejada con especial claridad en sus numerosos apuntes y esbozos a lápiz, en cierto modo herederos de la tradición de dibujos eróticos de Rodin e Ingres. Klimt se convirtió en un personaje muy notable en la alta sociedad vienesa, y estuvo relacionado de un modo u otro con los más notables círculos intelectuales del momento, en una época en la que Viena estaba dejando de ser la capital mundial del arte.

La obra de Klimt se ha identificado con la suntuosa decoración basada en dorados y elementos ornamentales de vivos colores, aunque también con formas fálicas encubiertas que indican el carácter de los dibujos en que se inspiraban. En la primera versión de Judith, por ejemplo, aunque también en El beso y, sobre todo, en la Dánae de 1907 aparecen elementos abstractos de un carácter sexual inconfundible. Siendo la mujer uno de los temas más recurrentes de Klimt, resulta lógico que el artista representase muchas de las facetas del carácter femenino, aunque sentía especial predilección por un tipo de mujer agresiva y dominante que podría identificarse con el modelo icónico de la femme fatale.

Los historiadores del arte coinciden en señalar el carácter ecléctico de su estilo pictórico; y se han apuntado, entre otras, referencias al arte del antiguo Egipto, a la cultura Micénica, a la Grecia clásica y al arte bizantino. Hombre de formación clásica, Klimt no sentía sin embargo reparo en manifestar su entusiasmo por el arte de artistas medievales -como Durero- o exóticos -como los artistas de la escuela Rinpa japonesa. Sus obras de madurez se caracterizan por un rechazo de sus inicios naturalistas, siendo así que se ha señalado el progresivo desarrollo de motivos simbólicos o abstractos que enfatizaban la libertad de espíritu que impregnó todas las vanguardias artísticas de principios del siglo XX.

Del mismo modo, resulta significativo el valor de la línea en su obra. Sus dramáticas composiciones -utilizando a veces extraños puntos de vista, planos verticales y cortes atípicos- subrayan el carácter innovador de su plástica, y anticipan el valor expresivo de la línea que caracterizará el expresionismo posterior.

Maternidad de Gustav Klimt
Alabastro Moldeado policromado al óleo, 
marco en madera dorada, pátina antigua 
interpretado en relieve realizado por ARTESANÍA OREJUDO.







sábado, 11 de octubre de 2014

EL JARDÍN DE LAS DELICIAS - EL BOSCO



El jardín de las delicias es una de las obras más conocidas del pintor holandés Hieronymus Bosch (El Bosco). Se trata de un tríptico pintado al óleo sobre tabla de 220 x 389 cm, compuesto de una tabla central de 220 x 195 cm y dos laterales de 220 x 97 cada una (pintadas en sus dos lados) que se pueden cerrar sobre aquella.

El Bosco (1450–1516). Se llamaba Hieronymus Van Aken, apodado Bosch (por su lugar de nacimiento, 's-Hertogenbosch, en Holanda, coloquialmente llamado Den Bosch y en castellano Bolduque); tuvo una vida acomodada, ya que se casó con una mujer adinerada (Aleyt van Mervende). Hombre piadoso, miembro de la más prestigiosa cofradía local dedicada al culto de la Virgen María, compartía las preocupaciones en materia de religión, pecado y sexo manifestadas en el movimiento coetáneo de la devotio moderna, extendida por los Países Bajos.

Obra de contenido simbólico, sobre el que se han ofrecido variadas interpretaciones, como El carro de heno o la Mesa de los pecados capitales, obras todas ellas adquiridas por el rey Felipe II de España, gran admirador del pintor, y guardadas durante algún tiempo en el Monasterio de El Escorial, obedece a una intención moralizante y satírica que iba a hacer fortuna ya en su época como demuestra la temprana aparición de copistas e imitadores.

Considerada como una de las obras más fascinantes, misteriosas y atrayentes de la historia del arte, el cuadro forma parte de los fondos de exposición permanente del Museo del Prado de Madrid, donde ingresó como depósito del Patrimonio Nacional en 1939.

La estructura de la obra, en sí, también cuenta con un encuadre simbólico: al abrirse, realmente se cierra simbólicamente, porque en su contenido está el principio y el fin humano. El principio en la primera tabla, que representa el Génesis y el Paraíso, y el fin en la tercera, que representa el Infierno.


EL JARDÍN DE LAS DELICIAS - EL BOSCO
Alabastro Moldeado policromado al óleo, 
marco en madera dorada, pátina antigua 
interpretado en relieve realizado por ARTESANÍA OREJUDO.